Fuente: El norte – Volumen 1- 199
Situado entre Soo y Tiagua su pasado está relacionado con un antiguo poblado aborigen habitado a la llegada de los conquistadores. Su historia, al igual que el resto de los pueblos cercanos, está íntimamente relacionada con los movimientos de las arenas de El Jable y la actividad volcánica. Su mayor auge lo alcanzó con el cultivo de la barrilla que fue traída en forma de semillas en 1740 por el cura García Duran que había conocido el proceso para la obtención de sosa durante su cautiverio en Salé. La planta se propagó en forma de plaga por toda esta zona hasta que a finales del XVIII se convirtió en la primera riqueza de la isla.
A mediados del siglo XIX, Muñique destacó por su gran cabaña de ganado caprino. Tiene una pequeña ermita dedicada a la Virgen de Fátima.
Aquí vive doña Dorotea y su familia, artesanos ceramistas que heredan los métodos e inspiraciones de los aborígenes a la hora de trabajar el barro. Doña Dorotea es una institución en la isla y, a pesar de su avanzada edad, de vez en cuando deja que de sus manos salga una pieza de barro con la más pura tradición isleña. Son famosas sus figuras representando a un hombre y a una mujer que tradicionalmente se regalaban los novios antes de casarse.