Fuente. Lancelot- N° 250 12.03.88
Francisco Hernández Delgado
La fundación de Teguise como ciudad a principios del siglo XV por Maciot de Bethencourt dio origen a una sociedad que ilustrada por los apellidos Herrera, Feo, Clavijo, Spínola, Armas, Femín y Cancio a lo largo de la historia de la Villa formaron esa manera de ser de los habitantes de nuestro pueblo, sus costumbres, su refinado estilo de las fiestas ha sido reflejado por el P. Fr. Bernardino de Acosta en su obra «La vacuna o el Patriotismo lanzaroteño» y por D. Antonio Cabrera de Ayala.
El Carnaval de Teguise tuvo su primitiva expresión en los amplios salones de las casonas de la Villa, hasta casi finales del siglo XIX por parte de la burguesía, mientras el pueblo lo celebraba en la calle y en los Corrales de ventas tan citados en los libros de cuentas y los escritos de D. Eugenio Rijo Rocha.
Las familias se reúnen para festejar es la fiesta, su comida preferida era el arroz con leche, truchas y las torrijas.
Nuestros mayores, fuente inagotable de nuestra historia, nos cuentan cómo vivieron aquellos bailes de Carnaval en la Sociedad Guanapay y en el Casino de Teguise, así como en la casa de D. Marcelo, luego de Pancho Torres.
Fueron famosos como personajes de Carnaval Sr. Segundo Duques, Paco Delgado y posteriormente Blas Noda.
La incorporación de la figura del diablete a los Carnavales de Teguise supuso el que hoy sea la única manifestación digna de resaltar por estas fiestas, pues son ellos, los diabletes, los que en los días de Carnaval corren por las calles de Teguise sin que se vea ninguna otra máscara. De ahí la importancia que el departamento de cultura del Ayuntamiento de Teguise ha dado a la figura del diablete con la creación de un taller de Máscaras de Diablete, lo que supone un reconocimiento a las personas que durante años han mantenido viva esta tradición, siendo hoy Los diabletes de Teguise, parte del patrimonio cultural de nuestro pueblo.