Convento de Miraflores o de S. Francisco

Por Nieves Luzardo Tejeraconvento san Francisco

Dentro de la circunscripción de la Villa encontramos el convento de la Madre de Dios de Miraflores, monasterio de franciscanos del que sólo queda la iglesia. Fue el noveno convento de esta orden, allí yacían los despojos de los más ilustres personajes y nobleza primera de Lanzarote.

El convento se debe a Sancho de Herrera (el viejo), señor de Lanzarote, quien otorgó en 1534 el mandato de que se hiciera un monasterio de frailes de S. Francisco dentro de la huerta de Famara. Que se gastara en él 500 ducados de oro, y que su cuerpo fuera enterrado en tal Monasterio. Pero ni sus albaceas, ni sus herederos, ni los frailes cuidaron de llevar a la práctica dicha voluntad.

Sesenta y cuatro años después de la muerte de Sancho de Herrera, en 1564, don Agustín de Herrera y Rojas, primer conde y marqués de Lanzarote, también dio prueba de sus virtudes cristianas dejando en su testamento una misa perpetua todos los sábados y festividades de Nuestra Sra. de Miraflores para sufragio de la ánimas del Purgatorio, otra misa cantada cada año para la virgen de la Concepción. Y que vistiesen perpetuamente seis pobres el Jueves Santo, y que si los religiosos franciscanos fundaban su convento en la ermita de la virgen de las Mercedes, se les diera la huerta que tenía en este término.

Años después, el célebre conde de la isla, D. Gonzalo Argote de Molina, casado con una hija bastarda del marqués de Lanzarote, decidió llevar a cabo la voluntad de Sancho de Herrera, pero considerando que el territorio de Famara que tenía ermita y donde se establecieron los primeros religiosos que llegaron con Juan de Bethencourt, era descampado y sin defensa, determinó Argote de Molina que se edificase el monasterio en el Valle de Miraflores. En 1588 se comenzaron los cimientos. En 1590 Argote hizo que el convento se llamase de la Madre de Dios Miraflores, y con los 500 ducados que dejó Sancho de Herrera se hiciera una capilla donde a cada lado hubiese seis sepulcros donde se enterrarían a los marqueses de Lanzarote y a su familia. Ofrecía también Argote de Molina un retablo con su sagrario y la imagen de Nuestra Sra.de Miraflores, doce reliquias que le había regalado el emperador Rodolfo, una cruz de cristal con plata y siete efigies de santos. Quería que se pusiera en la capilla mayor el estandarte del Marqués de Lanzarote, y las banderas que habían ganado a los ingleses, franceses y moros, y que en la fachada del convento se colocara un escudo de piedra con armas del fundador.

Fray Bartolomé Casanova, provincial de su religión en las Islas, envió a Fray Juan de S. Francisco como fundador y vicario del nuevo convento que llegó a contar con veinte religiosos.

En 1618, cuando los argelinos devastaron la isla, el convento fue pasto de las llamas y fueron también robadas sus joyas.

Años más tarde se reedificó mediante limosnas, En 1229 se fundó la Real Cofradía de Ntra. Sra. del Carmen, En 1773 fue adquirida en Génova un bella imagen de la patrona de la cofradía por 330 reales. Esta escultura fue trasladada por su culto a la iglesia parroquial en 1875, siendo pasto de las llamas en febrero de 1909.

Contaba el convento con magníficos retablos barrocos, sobre todo el del altar mayor.

Este ex-convento fue restaurado por Bellas Artes en julio de 1975.

Exteriormente cada fachada tiene su portada, la principal posee un óculo, puerta con alfiz de cantería y sobre éste existe una espiral a cada lado y una hornacina en el centro. El arco de la puerta en medio punto, la nave lateral está en la parte derecha posee ventana pequeña de medio punto al igual que la puerta, que como la anterior pero sin alfiz. Las puertas de cuarterones y hojas dobles. La espadaña está en el lado izquierdo, y al ser restaurada fue picada para sacar la cantería a la luz.

Es una construcción de tipo mudéjar. El tejado es de cuatro aguas.

La iglesia tiene una nave de 35,20 por 8,20, en el lado derecho se hay otra nave más corta, la cual está formada por cuatro capillas separadas entre sí por arcos torales. En el costado izquierdo dan dos capillas con cierto trazado cruciforme a la planta, de presbiterio rectangular. Actúan como soportes los mismos muros, además de pilastras adosadas, de base poligonal y sencillas molduras a la altura de los capiteles. La obra es de mampostería, los arcos son de medio punto, en cantería.

Las cubiertas son armaduras mudéjares. La central es en artesa. El coro se sostiene sobre una gran jácena de madera con cuatro canes dobles empotrados en las paredes. Es de gran anchura y posee un antepecho de cuarterones y balaustres en su parte superior.

La capilla mayor
Es una cubierta de limas bordón, y tiene como ornamento unas simples … Consta de ocho faldones, con cuadrantes en los ángulos para hacer posible el paso del rectángulo del recinto al polígono de doble número de Indos os paños, los pares han perdido importancia en favor del tablero de fondo, reforzado por tres bandas horizontales de listeles.
la decoración se concentra en el almizate, con crucetas y secciones de s inscritas en un composición a base de cuadrículas en el centro. Un par de tirantes cruzan de lado a lado la cubierta, presentando dichos largueros hacia la mitad, una figura de sol.

Cubierta nave central
Es de par y nudillo, de cuatro faldones. Almizate sin decorar, sogado alrededor de toda la armadura. Posee tirantes dobles con aspas y crucetas.

Cubierta entre la nave principal y la capilla mayor
Es una armadura de par y nudillo, con limas bordón de cuatro faldones. La decoración del almizate en de rombos sencillos, porree además dos pares de tirantes con crucetas .

Capilla colateral del lado izquierdo
El recinto es rectangular y tiene una cubierta ochavada de madera sobre pechinas. Los pares son delgados. El almizate tiene poco desarrollo, siendo decorado por listones de madera, clavados al plafón formando una estrella de cuatro puntas. No se trata de una armadura mudéjar tradicional, en la que pares y nudillos tienen un valor funcional y ornamental, sino que es la made¬ra de fondo la que forma la cubierta. Perviven elementos peculiares: tirante compuesto de doble viga enlazada por peinazos en aspas, destacando en la mi¬tad una figura de sol, la cual encierra otra más pequeña en resalte. Esta cubierta data aproximadamente del siglo XVIII.

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