Nieves Castillo Bonilla, madre cultural de Teguise y una gran mujer

Francisco Hernández Delgado*

Nieves Castillo Bonilla nació en la Villa de Teguise el 14 de julio de 1949. En su periodo escolar demostró su personalidad de niña responsable, pues muchas veces se le nombró como encargada de la clase en los momentos de ausencia de la maestra titular. Ese contacto con los más pequeños fue la savia que llenó aquel corazón inquieto, cariñoso y humilde hacia los niños, por lo que convirtió una de las habitaciones de su propia casa para enseñar a los niños a leer y escribir y sobre todo a comportarse en la sociedad. Cientos de niños acudieron a la casa de Nieves para aprender, para repasar o para embriagarse de la alegría y humildad de una joven que a pesar de no ser maestra, estaba impregnada de todas las cualidades necesarias para querer y dejarse querer por los niños de la época. Más de cuarenta años estuvo Nieves dando su saber y cariño a los niños en su casa.

Con 10 años se integró en el grupo de teatro, bajo la dirección de doña Esperanza Spínola, actividad que vivió y compartió a lo largo de más de 60 años, interviniendo en más de cien obras de teatro. Por eso, los que ayer, hoy y siempre seremos sus amigos del teatro, nos cuesta mirar tras las bambalinas y no ver su rostro. Ese espíritu abierto hacia los demás y sobre todo su amor y cariño hacia los jóvenes, hizo que fuera nombrada secretaria de Juventud de la sección local de la Sección Femenina de Teguise.

Nieves fue el ángel que motivó a tantos niños y niñas para acercarlos a la parroquia, bien con sus clases de catequesis, con sus ensayos de los versos de mayo, con los versos de Navidad, con los jóvenes compartiendo los actos de Semana Santa y con los adultos participando desde el primer momento en la creación de la Coral Polifónica Villa de Teguise, de la que fue hasta el último día de su vida la presidenta.

Pero si hay una actividad en la que Nieves se entregó en cuerpo y alma, fue en la Biblioteca Municipal de Teguise. Su amor hacia la lectura, su entrega hacia los más pequeños y sobre todo su personalidad, fue lo que motivó a la corporación municipal de Teguise, que presidía don Bartolomé Caraballo Martín, a nombrarla encargada de la Biblioteca Municipal de Teguise. La comisión municipal permanente del Ayuntamiento de Teguise, acuerda el 8 de julio de 1971, cubrir los gastos necesarios para que Nieves Castillo Bonilla, acuda al cursillo que para encargadas de las bibliotecas se daba en Las Palmas.

La corporación municipal de Teguise en 1963, incluye en su Plan de Desarrollo Económico de 1963, la creación de una Biblioteca Municipal, con un presupuesto de 125.000 pesetas. En 1966 el entonces Alcalde de Teguise, don Antonio Carrión Montesdeoca, propone al pleno que se tome el acuerdo de:
Crear una Biblioteca Municipal, como instrumento básico de educación y cultura, dependiente del Centro Provincial Coordinador de Bibliotecas del Cabildo Insular de Gran Canaria.

Así se iniciaron los trámites para crear la biblioteca de Teguise, gestiones que tuvieron su fruto en julio de 1979. En esa fecha, abre sus puertas el primer edificio destinado para biblioteca de Teguise, era entonces alcalde del municipio don José Francisco Pérez Duque.

Y aquí Nieves que ya ejercía de bibliotecaria desde 1977 en otros pequeños locales, inicia ahora esta labor de forma oficial con una jornada de cuatro horas diarias. En esta biblioteca demostró su inquietud cultural con todos los que tuvieron la oportunidad de visitar la biblioteca, aquí continuó con su labor con los niños, participó en todas las actividades sociales y culturales, actividades que no colmaban el espíritu inquieto de aquella mujer, que no podía estar mano sobre mano.

En 1984 instó al Ayuntamiento de Teguise a adquirir nuevos libros y gracias a sus gestiones se consiguieron más de 1.200 libros. En colaboración con el Departamento de Cultura del Ayuntamiento programó la biblioteca itinerante o biblioteca en las playas, gracias a la cual se llevaron periódicamente libros a los pueblos de La Caleta, Caleta Caballo, Las Caletas, Costa Teguise y Los Cocoteros.

Cuando en 1988 se cambia la biblioteca en el Palacio Herrera y Rojas, Nieves multiplicó su actividad, ya que además de los préstamos de libros y la catalogación, Nieves creó con la colaboración del Archivo Histórico de Teguise una hemeroteca y una videoteca.

En 1989, Nieves instalada en la biblioteca del Centro Socio Cultural de Teguise, ante la demanda de los estudiantes, pide la instalación de una sección de ordenadores, instalándose por parte del Ayuntamiento presidido por don Dimas Martín, cuatro ordenadores con sus cabinas correspondientes.

Por fin el 22 de enero de 2013, se inaugura la Biblioteca Municipal en el edificio que había sido sede de la Falange, el mismo local donde había estado su primera biblioteca en 1977. La incombustible Nieves volvió a su casa con la misma energía y entrega de siempre, el tiempo no pudo borrar nunca la sonrisa y alegría de su rostro. Tenía siempre la respuesta para todos los que acudían a la biblioteca en busca de un libro, un consejo o simplemente charlar de recuerdos y vivencias de su larga vida cultural.

Por esa larga vida cultural, el Área de Bibliotecas y Archivos del Ayuntamiento de Teguise, cuya responsable es Sara Bermúdez Aparicio, con motivo de la Semana de la Biblioteca 2019 le hizo un homenaje, que llenó las salas del edificio, uniéndose al mismo, sus compañeras y compañeros del Teatro, de la Coral, vecinos de Teguise y las autoridades locales que quisieron mostrarle su cariño y agradecimiento por su labor.
Volcán de alegría, amistad y cariño

Los méritos de Nieves no se resumen a esos más de cuarenta años dedicados a la biblioteca. Ella fue la madre cultural de cientos de niños que acudieron a su casa para aprender a leer, a escribir, a repasar asignaturas y a formarse como hombres y mujeres en una época difícil.

Fue la amiga de cientos de jóvenes a los que inculcó los buenos modales de ciudadanía, que los motivó para trabajar por la cultura y tradiciones de este pueblo, que les enseñó que el teatro era una escuela más para integrarnos mejor preparados en la sociedad, que la coral es el mejor lenguaje para hablar entre todos y el camino más corto entre nosotros y otros mundos.

Ella fue el volcán por el que brotaba la alegría, la amistad, el cariño, la humanidad, virtudes difíciles de ver en una época en la que el progreso y la indiferencia nos hacen caminar a veces ajenos a los que nos tienden la mano.
Ha fallecido una gran mujer, una mujer que dedicó su vida a trabajar por los demás, una mujer a la que por motivos de la actual situación de confinamiento por el estado de alarma no pudimos acompañar en su camino al campo santo. Ella, que siempre le gustaba estar rodeada de niños, de amigos, de contagiarnos con su sonrisa, se fue sola, sin ruido, quizás para no sentir el dolor de la separación, cuatro testigos presentes en su entierro vieron cómo en el momento de tapar su nicho, una gran manada de pájaros rompió el silencio del cementerio con sus cantos. Una casualidad sí, pero nos alegramos de esos cantos, porque ellos estaban donde deberíamos estar todos nosotros.

Tenemos esa deuda con Nieves, esperamos que todos los colectivos culturales y nuestra corporación municipal podamos hacerle la despedida que se merece, que desde esa atalaya, que se reserva a los que como ella entregaron sus vidas por la cultura de todos los demás, pueda vernos unidos para que nunca se apague la memoria de la misión que realizó en cada rincón de su pueblo.
*Cronista Oficial de Teguise

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