El siglo XVII, se puede afirmar que fue eminentemente mariológico, siendo uno de los temas más difundidos el de la «Virgen de la Miseri¬cordia», o su variante «Ntra. Sra. del Rosario». Las primeras manifestaciones nos muestran a María cobijando bajo su manto a la humanidad. Dicho tema fue pronto dejado en desuso y se impuso la tradicional que hoy conocemos y que nos muestra a María sosteniendo a su Hijo en brazos mostrando un Rosario. Esta devoción estuvo muy vinculada a los dominicos y , por lo tanto fue bastante difundida en el archipiélago, dada la importancia que tal Orden tuvo. Siguiendo la formula típica, la encontramos tanto en iglesias como conventos isleños. En el término municipal de Teguise, Lanzarote, destacan las de las ermitas de San Leandro de Teseguite y la de San Sebastián del Mojón.
Ntra.Sa. del Rosarlo de Teseguite, escultura de candelero, porta sobre el brazo izquierdo al Niño, talla de bulto redondo procedente de otra imagen, ya que se aprecia una diferente factura técnica en el mismo. Sustenta entre los dedos índice y pulgar de la mano derecha una manzana, o quizás granada, policromada en tonos rojizos. En el primero de los casos, bastante corriente en la iconografía mariana, este objeto derivaría de la esfera terrestre como símbolo de poder. De tratarse de una granada, esta aparecería como emblema de la caridad, siendo también símbolo de fecundidad y esperanza.
El troco y brazos de la figura están toscamente modelados, como corresponde a las zonas destinadas a ser cubiertas por los ropajes., Por el contrario, puntos visibles de la talla (manos, rostro y cabello)se observa una alta calidad de ejecución en los trabajos de madera y policromía. Como el resto, los ojos de ambas figuras están realizados en madera policromada.
Sobre la cabeza de la Virgen ha sido introducida una pieza metálica como instrumento de sujeción de la corona. La frente despejada, la mirada perdida y la barbilla redondeada evocan las expresiones de las imágenes flamencas. La cabellera cae sobre la espalda a la manera montañesina y sobre este detalle original ha sido colocada actualmente una peluca de material natural cuya disposición, estilísticamente, no corresponde a la época de ejecución de la imagen.
El candelero está formado por cuatro apoyos de madera anclados en el tronco y sujetos a una base que es utilizada como peana.
Esta escultura fue restaurada por los especialistas en Restauración Dª. Mª Jesús Morante Rodríguez y D. Lorenzo Mateo Castañeira , en Abril de 1989