Las condiciones geomorfológicas de Lanzarote obligaron a los alarifes a adaptar sus métodos edificatorios a la realidad del lugar. De este modo ante la dificultad de techar sus obras con la tradicional teja, optaron por cerrarlas con cubiertas de adobe, sin que abunden los vanos, pues la iluminación exterior es tan fuerte que basta con escasas aberturas.
Este género de cubiertas (al interior los techos se deben a la carpintería de raíz mudéjar) se repite no solo en ermitas de modestas dimensiones, sino también en iglesias de mayor capacidad, afectando a templos edificados no ya solo en estos siglos XVII y XVIII sino también posteriormente como la ermita de Ntra. Sra de Nazaret, Teguise, construida en los inicios del XIX.
San Leandro de Teseguite fue edificado, según Núñez de la Peña en 1620 y presenta una nave, de planta rectangular, y una sacristía cúbica, adosada a su derecha. En la fachada sobresale la presencia de una espadaña, situada al lado derecho, de cantería negra del país. Los techos son cubiertas a dos y a cuatro aguas, respectivamente, sobre armadura de par e hilera mudéjar. Sobre la armadura, que retrospectivamente fue de adobe, se halla, tras la última restauración, una cubierta de mampostería. El tradicional festoneado de tejas también ha pasado a ser parte del recuerdo, no así el óculo del frontispicio; que se abre sobre la entrada principal, rematada con un arco de medio punto.
Contrarrestando el peso de la ermita, gruesos contrafuertes adosados exteriormente completan la imagen de este templo tan sencillo que alberga unas obras de arte nada humildes: San Leandro de Sevilla, Ntra. Sra. del Rosario, San Antonio de Padua,.. que han sido todas puestas en manos de serios restauradores para su salvaguarda.