Teguise y el agua en Lanzarote

Por Francisco Hernández Delgadopozo

Lanzarote, isla pobre en recursos hidráulicos, vivió épocas de hambruna y sed que motivó que los señores territoriales, -conscientes del significado del agua, hicieron merced de estos recursos para disfrute general (los llamados bienes propios).

En un inventario del 20 de Junio de 1.560 ya aparecen las maretas, pozos, chafarices y fuentes «para el bien común de todos». Allí aparecen nombres como:
«Gran Mareta», la de «Arenillas», «Las mares», «Soo», «Maso»; fuentes como «Temisa», «Fernejo», «Chafariz»; pozos como los «Famara», «Ruy Leme», «Tenara» o los de «Rubicon».

La mayoría de estas fuentes, maretas y pozos fueron cegados por las arenas y más tarde por los volcanes, lo que limitó el aprovechamiento del agua a la «Gran Mareta» de Teguise y el barranco de Famara.

El papel social, político y económico que jugó la Mareta de Teguise quedó reflejado en libros capitulares desde el siglo -XVIII al XIX. Normas para su cuidado y limpieza, los famosos «cuarteles de peones», hace que sean varias las generaciones que vivieron el problema del agua a través de la Mareta de Teguise.

Recogemos como anécdota parte de un escrito del siglo pasado sobre el sacrificio que hacían las mujeres de San Bartolomé, Mozaga y otros pueblos para llegar a Teguise:

«Diariamente se ven infinidad de mujeres, cargadas con sus pequeños hijos con hambre, y con la botija o garrafón sobre su cabeza, donde llevan la pequeña cantidad de agua para remediar tan precisa necesidad».

«Infelices llenas de valor y heroísmo que a pie; y cargadas andan las tres leguas que medían entre San Bartolomé y la mareta de este pueblo».

En lo que se refiere al barranco de Famara, su importancia era notoria desde los primeros años de la conquista. Allí se estableció el primer oratorio de los franciscanos en 1.402.

Esta fuente fue en tiempos de escasez de lluvias el único recurso donde poder obtener agua para beber.

En este barranco se proyectaron obras a principios del siglo XVIII para aprovechar mejor el único manantial de agua dulce, y se construyó una caja o anca, que fue utilizada por las lavanderas.

Ángel Guerra» escribió:
«La escasez de agua daba una gran importancia a las lavanderas. De generación en generación transmitían su clientela. Su feudo, la poceta, sólo era compartido en los años malos, épocas -trágicas de hambre y sed, en que desde los más remotos lugares venían por agua ranchos de gente».

Posiblemente la publicación de un artículo en 1.881 en «la Revista de Historia, firmado en Arrecife por Jerónimo C. y Cabrera, titulado «Una fuente en Famara», motivó el interés por la explotación, alumbramiento y conducción del agua de Famara.

Así en 1.883, fueron citados todos los Ayuntamientos de la isla como copartícipes con igual derecho del agua de Famara, especialmente de la poceta. Se pedía la colaboración tanto en mano de obra como en metálico.

Haría habla de su colaboración y al mismo tiempo que pide que se arregle el camino para bajar hasta la poceta, recuerda que de la fuente de «Chafariz» no sólo se benefician los habitantes de Haría sino también los de Los Valles, y que a veces esperan hasta veinticuatro horas para poder llenar dos barricas o dos garrafones.

Tinajo nombra como comisionados para los trabajos en la poceta a D. Antonio de los Santos y a D. Francisco Aldana.

Yaiza reconoce la importancia de la obra, pero declina aportar dinero o mano de obra por la lejanía de la poceta. Remite el escrito D. Antonio Armas Curbelo.

Tías acuerda colaborar con la prestación de mano de obra, y así conducir el agua a puntos más cercanos. La nota la manda D. Antonio Rivera.

San Bartolomé comunica su aportación en mano de obra y comisiona a los señores D. Servando Lubary y D. Bartolomé Ferrer.

Arrecife aporta para esta obra el donativo que le correspondió por parte del Gobierno, y que estaba destinado al alivio de las calamidades que sufría la isla.

En 1.904, D. Francisco Perdomo Betancort pide autorización para hacer obras de alumbramiento de aguas en la poceta. Unos años más tarde se fija el precio del agua en 1’25 pesetas la pipa.

En 1.926, es D. Federico Ferreira Moreno, presidente de la Comunidad «Nuestra Señora de Las Nieves y Las Mercedes» quien solicita las obras de alumbramiento del agua.

En ese mismo año las solicita la Comunidad «San Marcial del Valle del Higueral»; y al terminar el año, es el Cabildo Insular quien da comienzo a las obras de las galerías de Famara.

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