Las dos Guatizas, la de Santa Margarita y la del Cristo de las Aguas (esta última debe su nombre, según la tradición, al Cristo crucificado que apareció flotando en La Caleta del Riadero) vivieron bajo el influjo de los mitos y las leyendas. El espiritismo era practicado en todas las formas.
La herencia de esas costumbres y tradiciones ha hecho que llegaran a Guatiza miles de pacientes de toda la geografía insular, e incluso regional. Primero fue D. Antonio Chaves y después, sin lugar a dudas, la mujer que más fama ha dado a este pueblo: Doña Guadalupe Betancort; las puertas de su casa estaban siempre de par en par para recibir a todas aquellas personas aquejadas por el dolor físico. Por eso la fecha del 23 de Noviembre de 1.972, fecha de su fallecimiento, se recuerda con pena y dolor en todos los hogares del pueblo de Guatiza.