Como consecuencia de los diferentes tipos de terrenos y microclimas, la agricultura de Teguise se caracteriza por la diversidad y forma de cultivos que desarrolla.
La batata es el cultivo característico de las zonas de jable, en la que se combina con el melón y la sandía. Es uno de los productos de origen tropical que mejor se ha adaptado a las condiciones agrarias insulares desde su introducción en el siglo XIX. Las notables cualidades higroscópicas de las arenas de origen orgánico permiten conservar la humedad del subsuelo durante largas temporadas y obtener cosechas con escasas precipitaciones.
La época más apropiada para la plantación es la estación húmeda (noviembre a enero), aunque puede realizarse a lo largo del año sin una estación concreta para la recolección, favoreciendo de esa forma su colocación en los mercados según la demanda. Los rendimientos medios están sobre los 8000 kg./ha.
La batata es uno de los productos que más ha visto reducida su superficie de cultivo en los últimos años. La caída en la demanda de clásicos países importadores como Gran Bretaña ( orientada hacia productores muy competitivos -Sudáfrica-) y los cambios en las apetencias de los consumidores, que reducen la demanda interna, le deparan un incierto panorama.
La producción se destina en un 20 por ciento al consumo insular, el resto se comercializa a través de intermediarios hacia otras islas.
El cultivo de la viña es uno de los más expuestos a los rigores y antojos climáticos. Sus principales zonas de cultivo se sitúan en el perímetro de la Montaña de Tao: Tiagua, Tao, Mozaga, Tomaren y el Peñón, con la forma de cultivo en zanjas. La producción de uva en 1996 es de unos 100.000 kg. (60.000 de uva blanca y 40.000 negra) que representa el seis por ciento de la cosecha insular y se destina mayoritariamente a bodega para la elaboración de vinos que gozan de amplia divulgación y demanda en todos los mercados por su calidad y caracteres diferenciales -naturaleza volcánica del suelo, peculiar forma de cultivo y variedad de los viñedos.
El cultivo de la cochinilla, cuya máxima superficie se localiza en la zona de Guatiza, se centra en el aprovechamiento de un parásito de la tunera, el «coccus cacti», que tiene cualidades colorantes y del que se obtiene el rojo carmín purpúreo.
La implantación de la cochinilla en las tuneras se realiza durante los meses de febrero a marzo, colocando las cochinillas madres en pequeños sacos porosos que permiten el paso de los huevos a la penca. La recolección, que se efectúa a mano con una especie de cucharón se inicia en Julio y finaliza en octubre o noviembre (según se prolongue o no la temporada seca ).
La cochinilla una vez recolectada se mata por deshidratación, colocándola en bandejas, exponiéndola al sol durante una semana y cerniéndolas varias veces al día. Una vez desecada el peso queda reducido a 1/4 de su valor original.
La comercialización la efectúa en su mayor parte la Cooperativa Guatiza-Mala ( agrupa a un 80 por ciento de los cultivadores). Su colocación en los mercados se ve dificultada por la fuerte competencia de productores sudamericanos que imponen precios muy bajos y provoca que tenga que almacenarse la producción durante años en espera de coyunturas favorables, la de los últimos ocho años comenzó a exportarse en 1995 a Francia, Alemania y Península (Navarra) a precios que oscilaron entre las 5.000 y 10.000 ptas./kg. , en 1996 se colocaron algunas partidas a 12. 000 ptas./kg. (precio a partir del que resulta rentable la producción). En otras temporadas se ha exportado también a Inglaterra y Japón.
Los problemas de incertidumbre en los mercados y largos periodos de almacenamiento en un cultivo que requiere abundante mano de obra han provocado una notable reducción de la superficie cultivada y la consiguiente desaparición de uno de los paisajes agrícolas más singulares de la Isla, que plantea la necesidad de contar con algún tipo de instalaciones y procesos que permitan valorizar los beneficios potenciales de este cultivo.
La cebolla es el cultivo característico de gran parte de los enarenados del municipio, permite obtener con unas condiciones pluviométricas de 100 l/m2, de octubre a marzo, cosechas aceptables de unos 14.000 kg./ha. La pérdida de mercados exteriores, problemas de comercialización y bajos precios, han motivado un fuerte retroceso en los últimos años. La producción actual, favorecida por la posibilidad que ofrece este cultivo de un laboreo a tiempo parcial, se comercializa hacia el Archipiélago y Península a través de Mercocanarias, intermediarios y mayoristas.
El cultivo de la papa se localiza fundamentalmente en las zonas de Los Valles aunque se ha extendido en forma de pequeñas explotaciones para autoconsumo por todo el municipio, incluso en los enarenados sobre jable de Sóo. El cultivo en Los Valles y las terrazas, que se escalonan en las laderas, se inicia en septiembre y se recoge en enero, normalmente necesita ser regada. La otra cosecha fuerte se realiza en la montaña, en las laderas de Las Peñas del Chache, situadas por encima de los 500 metros de altitud, la siembra se inicia en febrero con semilla importada y se recoge en los meses de verano. El destino de las cosechas es el mercado insular, comercializando los propios agricultores las partidas más tempranas y el grueso de la producción a través de intermediarios.
Entre las leguminosas destaca el cultivo de las lentejas, características de zonas como Teseguite-El Afojón, amén de su aporte en proteínas que completa la dieta alimenticia, este cultivo contribuye a la recuperación de la fertilidad natural del suelo por su facultad en regenerar nitrógeno a la tierra mediante la fijación del mismo por las raíces de las plantas y además sus rastrojos se aprovechan para la alimentación del ganado. Su calidad está muy reconocida en todas las islas pero su comercialización se ve dificultada por la intrusión de otras marcas que ofrecen precios más bajos y llevan impreso en el empaquetado los términos «Tipo Lanzarote».
Otros cultivos se desarrollan en invernadero, con el sistema de riego por goteo, como el situado en Teseguite dedicado a productos hortícolas y el situado entre Sóo y Caleta del Caballo, que dispone de 5800 plataneras que producen 240.000 kg. /año de plátanos cuyo destino es el consumo interno, lo que supone una cobertura media del 25 por ciento del consumo insular de plátanos. Sus instalaciones tienen un año de antigüedad.
La agricultura en La Graciosa está considerada como una actividad complementaria de la pesca, verdadero motor de la Isla. En la época de invierno, cuando el mal tiempo no permite faenar, es cuando en la zona centro de la Isla, Los Aljibes (situada entre Montaña del Mojón y La Agujas) se cultiva de papas, cebollas, arvejas, calabaza, tomates y judías. Salvo sobreproducción (el año 95, rico en lluvias, se enviaron a Lanzarote varios miles de kilos de papas) los productos son destinados al consumo interno.