Es el personaje más influyente y relevante del mundo escénico lanzaroteño. Su vida transcurrió ayudado a los vecinos del pueblo, dando clases de religión y lectura a los pequeños, realizando obras y escribiendo versos que forman parte de la literatura insular. Este personaje preparó e inculcó el gusto por las artes a la mayor parte de los literatos de la isla, desde Leandro Perdomo a Ángel Guerra.
Los diálogos los memorizaba porque estaba casi ciega y pintaba siguiendo su intuición escenarios de grandes dimensiones. Esperanza Spínola fue una mujer religiosa que escogía obras de teatro piadosas e inteligente que construía pinturas, habilitaba escenarios con limitados elementos. Transformó a todos los vecinos de Teguise en actores, apuntadores, costureros u operarios de las obras que realizaban todos los años en las fiestas del Carmen de la Villa. Muere el 27 de Noviembre de 1964.