Don Melchor de Arbelos, Protector de los vecinos de Lanzarote durante los volcanes de 1730-1735.

Francisco Hernández Delgado
Cronista Oficial de Teguise

Don Melchor de Arbelo Bethencourt y Spínola, se convierte en mediador entre, los lanzaroteños y la Real Audiencia y el Cabildo Eclesiástico, en los momentos difíciles que volcanesvivió la isla durante las erupciones volcánicas de 1730/1735.
Don Melchor, era Alférez Mayor, Regidor decano, y Alcalde Mayor de Lanzarote, fue el destinatario de la primera carta enviada por la Real Audiencia en el inicio de las erupciones volcánicas, en la misma se le daba instrucciones para que pudiera ayudar a los más perjudicados por las erupciones. La carta lleva fecha de 13 de septiembre de 1730.


En la segunda carta que recibe, se le indica «Que mande a todas las autoridades de la isla y a los patrones de barcos, que no permitan salir familias, granos, ni otros muebles».
También se le manda que fuera restableciendo cuanto hubiera sido afectado por el fuego.
Con fecha del 17 de octubre de 1730, don Melchor Arbelos, envía a la Real Audiencia, un detalle de la situación que habían quedado los pueblos de Lanzarote afectados por los volcanes, en la misma carta explica la medida que ha tomado de acuerdo con el Cabildo, de inmovilizar todos los barcos que estaban en los puertos, para impedir que algunos de ellos pudieran sacar granos de la isla.
Sin lugar a dudas la medida más importante , relacionada con los vecinos afectados por los volcanes, fueron las normas que estableció la Real Audiencia para proteger a los lanzaroteños, creando una Junta de Protección Civil, para el cumplimiento de las mismas, se le indicaba a don Melchor Arbelo que:
-Nombre seis diputados que se compongan de dos Regidores, un eclesiástico, un militar y dos hombres de honra y conciencia.
-Que reconozcan con la mayor seguridad todos los pobres de toda la isla.
-Que construyeran viviendas a dichos necesitados para que tengan donde vivir y para que no molesten a los que la tienen.
-Que los granos que no se puedan salvar y los animales que no puedan sobrevivir pasen a Fuerteventura a cuyo Alcalde ya se le dio aviso.
Don Melchor Arbelo, no sólo coordinó los trabajos de esta Junta, sino que además recorría los pueblos afectados para solucionar in situ los problemas de sus vecinos, tal como recogen las crónicas que ese personó en el pueblo de Montaña Blanca, para ordenar su desalojo, los vecinos iniciaron el peregrinaje hacia el norte de la isla.
Otros personajes importantes en la historia de Lanzarote, relacionada con los Volcanes y la Virgen de Dolores, fueron:

-DON ANDRÉS LORENZO CURBELO.- Hijo de Don Andrés Lorenzo Curbelo y de su segunda mujer Doña Juana Perdomo. Participó en la creación de la Ayuda de Parroquia de Yaiza, fue mayordomo de San Marcial en 1730, y Cura Ecónomo de Yaiza, y luego de La Iglesia de Haría, pero por lo que más conoce a Don Lorenzo es por La crónica que escribió sobre los volcanes que lleva el título de Diario de las erupciones de Lanzarote cuando ardieron los volcanes año 1730-1736.

DON FRANCISCO BETHENCOURT.-Era Administrador del cobro de los diezmos, durante las erupciones volcánicas, propuso la construcción de una nueva silla, en la zona sur, ya que la que existía fue destruida por el volcán, señalando como el lugar más indicado Masdache. En las crónicas de su actividad, se recoge el hundimiento del barco Andorra en el puerto de Naos. Este barco había sido fletado por el Cabildo catedral.

DON AMBROSIO CAYETANO DE AYALA.-Era beneficiado rector de la Iglesia de Teguise y Comisario del Santo Oficio y del Tribunal de la Cruzada en Lanzarote. Era hijo de Don Felipe de Ayala Navarro y Doña María Gutiérrez Melean. Mantuvo estrecha relación con el Cabildo Catedral, son muy importantes sus cartas enviadas al Cabildo en las que detalla la situación de los volcanes.

LA NIÑA JUANA RAFAELA UMPIÉRREZ.- Fue la protagonista del mensaje de la Virgen a los vecinos de Tinajo, para que le levantaran su ermita. Era hija de Juan Antonio Acosta y Rita Umpiérrez, se casó con Agustín Umpiérrez y murió respetada por todos y llena de méritos como una santa a los 72 años el 24 de marzo de 1839, Juana Rafaela, de acuerdo con las notas de Don Tomás, Juana Rafaela cuando contaba unos 60 años, le enseñó la mancha en su espalda a Leonor Curbelo, quien transmitió la noticia a sus familiares, este hecho era conocido por algunas de las familias que estaban relacionadas con el santuario de Los Dolores.

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