Telares
La elaboración de textil con telares tradicionales, tuvo importancia en Teguise, especialmente en los periodos de altibajos económicos, que obligaba especialmente a las mujeres a trabajar en los telares para vender algunas prendas y así poder obtener un beneficio para alimentar a sus familias. En un trabajo que realizamos hace ya algunos años, y que tenía como fuente del estudio un documento de 1823, en el mismo se indicaba que Teguise contaba con 114 telares, repartidos entre La Villa 41, El Mojón 13,Tahiche 12, Tao 7, Mozaga 7 y Soo 4.
Esta actividad la heredaron de sus padres y abuelos que mezclaban el algodón y lino, que solían tejer lienzo que llamaban casero, costales y alforjas para el uso de la labranza, también colchas y ruedos de varios colores urdidos de lino teñido y lana del país y para las pintas, como ellas las llaman, compran bayetas de varios colores que deshilan y vuelven a hilar, cuyos uso son para las camas en días de lujo y para las cabalgaduras. Aunque la mayor producción de lana y algodón estaba en la zona sur de la isla, como Tías y Yaiza, en Teguise y zona norte destacaban los trabajos calados, bordados y macramé. El Ayuntamiento de Teguise creó en Los Valles un centro de Telares para la recuperación de esta bella tradición.
Cerámica
Teguise aporta a la isla la herencia de la alfarería de El Mojón. Hace ya más de treinta años que Teguise creó la Escuela de Cerámica LA MARETA, con su horno propio y de donde salieron muchos de los artesanos y artesanas que fabrican objetos de cerámica en la isla. Se estudió la cerámica existente en varias viviendas de los pueblos para reproducir los mismos modelos que siempre han existido en Teguise y sus pueblos. Y desde entonces hasta la actualidad se ha incluido en los cursos anuales del Plan Cultural, talleres dedicados a la cerámica.
Sombreros y camisa
Los Valles y LA Graciosa, son centros donde estos elementos se confeccionan con modelos y técnicas heredados de madres y abuelas. Considerándose especialmente en La Graciosa, el sombrero tradicional y la camisa, como símbolo de identidad de la octava isla.
Calados, bordados y rosetas
Estas tres modalidades constituían una herramienta de trabajo para las mujeres de Teguise, técnica heredada de las maestras, de entonces convertidas en madres de la cultura, costumbres y tradiciones, fueron varios los talleres que existían en las escuelas y casas particulares más tarde donde los jóvenes aprendía a coser y a elaborar estas piezas, unas para exportar y otras para adornos propios.
Teguise y la artesanía
Teguise ha sido siempre un referente en lo que a la artesanía lanzaroteña se refiere. En El Mojón estaba el mayor centro alfarero de Lanzarote, y fue la cuna de muchas generaciones de los que más tarde llevaron esta tradición a otros pueblos de la isla. En Teguise, existió el mayor centro de preparación de cueros, esta Tenería estaba en la zona de las Caleras junto al camino viejo de Famara. Cuando el Capitán General de Canarias quiso establecer una Escuela de Artesanía en Lanzarote, escogió la Villa de Teguise para crear la misma, pues era conocedor del trabajo que realizaban los artesanos de esta ciudad, entre ellos el maestro Simón Morales. La artesanía se convirtió en una actividad para incorporar muchos de los objetos realizados a la vida cotidiana de los habitantes de esta isla, aprovecharon aquellos materiales existentes como el barro, la palma, lapas, cañas, cueros y otros para el trabajo, útiles de cocina, vestidos, adornos. Hoy, la Villa de Teguise ofrece a los visitantes de Lanzarote la mayor oferta de productos típicos artesanales de nuestra isla a través de un gran número de comercios y centros que tienen su máxima actividad en el Mercadillo de los domingos. El papel de la mujer de Teguise en la elaboración de la artesanía está recogido en las páginas de la historia de este municipio. La creación de las distintas agrupaciones de la tercera edad, el apoyo constante de Participación Ciudadana y el reconocimiento público con homenajes y distinciones a la mujer, propiciados por el Área de Cultura, es un premio constante a la mujer, a las comadronas, a las alfareras, bordadoras, hilanderas, a las que ayudan en el campo, alas que cuidan su casa, es un homenaje a esa figura femenina que muchas veces en la sombra, entre bambalinas, pero en el corazón de todos, crean y dan vida a este pueblo conejero.