Fuente: Lanzarote. Apuntes para su historia
Por José Manuel Clar
En 1788, visitó Lanzarote el marino español Várela y Ulloa, con el encargo de hacer una descripción de las costas de las Islas Canarias. En el manuscrito, cuyo original se encuentra en el Museo Naval de Madrid, dividido en dos partes, se halla en primer lugar el derrotero de las costas de las Islas Canarias, y en segundo, una información sobre la población y monumentos que el autor cree de interés resaltar.
En la segunda parte del manuscrito, nos dice que la Isla pertenece a la marquesa de Belamazán, señora de Lanzarote y marquesa de dicho nombre.
Dice también que el gobierno estaba compuesto por un Cabildo, que incluía a doce regidores y su alcalde mayor, que era juez ordinario con las mismas facultades que un corregidor, cuyas providencias debían ser apeladas a la Audiencia de Canarias.
El agua en la Villa de Teguise procedía de una mareta artificial, que era un depósito de aguas para uso común, además de los aljibes que poseían los particulares.
Los monumentos descritos de la capital se refieren a la iglesia parroquial Nuestra Señora de Guadalupe, que estaba servida por dos beneficiados nombrados por el Rey con buenas rentas y varios capellanes. Según el autor, la iglesia no estaba surtida de todo lo necesario por falta de una buena dirección.
A continuación menciona el convento de los Dominicos, rico, pero desaseado.
El convento de San Francisco, también desaseado por la mala inversión de sus rentas. Su única mira, nos dice, era acopiar regalos que llevaban a los Capítulos Provinciales de la Orden franciscana para conseguir ascensos.
El hospital del Espíritu Santo, que por esas fechas sólo atendía a dos enfermos, tenía rentas suficientes para mantener a diez o doce.
De las ermitas de la Villa, cita a la de Veracruz, con la imagen de Jesucristo crucificado, que amenaza ruina. La de San Rafael, en los arrabales de la capital, en el mismo o peor estado que las anteriores.
El palacio de los marqueses de Lanzarote, Señores de la Isla, al empezar a deteriorarse un administrador «El capitán de Milicias don Manuel Travieso», usó sus vigas y piezas de made¬ra, así como los materiales de las paredes, destruyendo este palacio hasta sus cimientos. Por último, otro administrador «Don Juan Creagh, capitán de infantería, agregado a las Compañías fijas de Santa Cruz de Tenerife», hizo con lo que quedaba un corral. Así el palacio quedó destruido por los mismos que debían conservarlo .
Como edificios civiles cita la casa del capitán don Salvador Clavijo, alférez mayor de Lanzarote. Sin ningún otro edificio de consideración, ya que las casas eran normalmente terreras.