Fuente: Lanzarote. Apuntes para su historia
Por José Manuel Clar
Mientras tanto, doña Mariana Enríquez, la marquesa viuda del primer marqués de Lanzarote, aquella mujer que gobernó como una verdadera reina esta isla, tratando de salvar el Estado del ataque de sus acreedores, en tiempo de su marido, para lo que fraguó aquella vinculación falsa que ya hemos comentado, viendo el giro que las cosas tomaban, se convino con los acreedores antiguos, oponiéndose por la suma de 20.848 ducados que de su dote y arras se le debían.
La Audiencia de Gran Canaria dispuso que se rematase el Estado, y aunque su defensor apeló a la de Sevilla y se atravesaron empeños, no pudo evitar que se llevara a cabo dicho remate, dando posesión de los bienes subastados, don Francisco de Molina, administrador del Estado.
Éste sería el último golpe que el Señorío de Lanzarote recibió de la fatal política de la marquesa, doña Mariana, que falleció en 1633, dejó como herederos de los cuatro dozavos a sus sobrinos que trajo de Madrid y que vivían bajo su protección en Lanzarote.
De doña Mariana Enríquez y Manrique de la Vega, dice Viera y Clavijo, que fue una mujer activa, varonil y capaz de mandar a los hombres. Sin embargo, como madre y tutora no era nada recomendable