Fuente: Arminda Arteta
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Las cruces en Lanzarote
El 3 de mayo, festividad de la Santa Cruz, es una fecha importante en el calendario de muchos pueblos del archipiélago canario. Uno de los principales actos que se llevan a cabo es el enramado de cruces, es decir, la decoración de las mismas con flores. Con la celebración del Día de la Cruz a la vuelta de la esquina, parece un buen momento para recordar la importancia que este símbolo ha tenido en la isla de Lanzarote y las distintas formas y significados con que se presenta en diversos espacios del territorio insular.
Origen de la fiesta de la Cruz
El origen de esta fiesta y el día en que se celebra constituyen aún una incógnita sin resolver, siendo objeto de múltiples interpretaciones. Según la tradición más antigua del Cristianismo, Jesucristo simboliza el fruto de la vida que, tras su muerte, renace en primavera. Esto explicaría el hecho de que la cruz, símbolo de Jesús, se cubra de flores para rememorar su renacimiento, y que ello se celebre en la estación primaveral. Por otro lado, esta festividad se relaciona con la fecha en que la tradición señala que Santa Elena encontró en el Gólgota los restos de la cruz de Cristo: el 3 de mayo de 326 d.C. Además, y en estrecha relación con el Día de la Cruz, existe la celebración de las Vírgenes de Mayo, en la que se homenajea a la Virgen María con oraciones, cánticos y ofrendas florales, enlazando de este modo con la costumbre de enramar las cruces.
No obstante, estas tradiciones pueden tener un origen más ancestral, y ser el producto de la reinterpretación de cultos más antiguos. Así, guardan una estrecha relación con la fiesta celta de Beltane, en la que se celebraba la eclosión de las flores y las cosechas con la elaboración de cruces hechas de ramas y flores en las cimas de las montañas; o con las Floralia romanas, en las que se rendía culto a la primavera y a la fecundidad adornando las calles y casas con flores.
Como símbolo cristiano fundacional por excelencia, la cruz es un elemento que aparece en las islas tras la Conquista, y que hoy forma parte de nuestro acervo cultural más arraigado. Así, una mirada sosegada y tranquila por nuestros pueblos y campos nos descubrirá un sinfín de cruces que se erigen, solitarias casi siempre, como mudos testimonios de un pasado que hoy se nos antoja lejano.
Vía crucis de Teguise
Se trata de un conjunto de catorce cruces de madera que se hallan repartidas en distintas calles e inmuebles del centro histórico de La Villa. Representan cada una de las estaciones del Vía Crucis -camino de la cruz- o Pasión de Cristo, desde que fue condenado a muerte hasta su crucifixión y sepultura.
Su origen se debe a la Orden Franciscana -principal defensora de esta devoción-, que fue la encargada de difundir la fe cristina en Lanzarote desde su establecimiento a comienzos del siglo XV, con la comunidad de Nuestra Señora de Miraflores de Teguise.
Aunque esta tradición gozó de un gran fervor popular en La Villa, fue abandonada en la década de los setenta, hasta que, tras ser restauradas siete de ellas en 2001 por la Escuela Taller de Itinerarios Arqueológicos, se ha ido recuperando.
Ahora que se acerca el 3 de mayo, el centro histórico de Teguise volverá a engalanar sus cruces, ofreciendo un espectáculo de color y aromas que embellece, aún más si cabe, un enclave de por sí excepcional.