Fuente: Hambruna, epidemias y sanidad en Lanzarote
Por Francisco Hernández Delgado
Mª Dolores Rodríguez Armas
Los vecinos de Tao deciden formar una comisión para construir un cementerio en su pueblo. Con sus propios medios se inician las obras, que cuentan con los informes favorables de la Parroquia y del Ayuntamiento.
Como justificación de la necesidad de esta obra, en 1944, el Ayuntamiento expone ante el Sr. Gobernador Civil Presidente de la Junta Provincial de Sanidad, entre otros razonamientos, los siguientes:
«La distancia que se encuentran las aldeas que han de utilizar la referida Necrópolis de esta Villa a donde actualmente se ven obligados a trasladar los cadáveres por un camino largo y penoso y la saturación en que se encuentra el cementerio existente en esta Villa, aconseja la construcción de otro cementerio…».
Don José Fajardo Morales, cura ecónomo de la Parroquia Matriz de Nuestra Señora de Guadalupe de la Villa de Teguise y Don Salvador Jiménez Torres como Secretario del Juzgado Municipal, aportan la documentación necesaria para informar de las estadísticas de fallecidos de los pueblos que van a utilizar el nuevo cementerio, Tao, Mozaga, Tiagua y Muñique.
Una vez terminadas las obras, don Manuel Aparicio Bonilla, alcalde pedáneo de Tao, en nombre de los vecinos del pueblo, solicita el reconocimiento oficial de la obra para que se pueda utilizar. La solicitud la hace en abril de 1944.
Es el maestro de obra Juan Martín Armas, quién hace el primer informe de las obras terminadas. Del terreno donde se encuentra emplazado el cementerio dice:
«Visto el ofrecido por los vecinos, está situado a unos quinientos metros de la aldea en el pun to denominado Doña Leocadia, resulta ser de buena calidad por su porosidad y ser permeable al aire y moderamente húmedo, emplazado en una pequeña vertiente y orientado al sur del poblado que es, precisamente la dirección contraria a los vientos reinantes en la localidad.
Como la mortalidad del ultimo decenio da un promedio de trece defunciones anuales, se ha dado al cementerio una superficie de setecientos treinta y dos metros cuadrados, más que suficiente para hacer las doscientos sesenta inhumaciones que corresponde a un espacio de veinte años».
La aprobación final la hace el Pleno de la Junta de Sanidad en sesión celebrada el 10 de noviembre de 1944, quién en su preámbulo recalca que «Los gastos para la construcción del cementerio fueron sufragados por los vecinos de Tao».
El Señor Obispo delega en el responsable de la Parroquia de Tao-Tiagua, don Mariano Hernández Romero, para qué en su nombre bendiga el nuevo Cementerio, era el mes de septiembre de 1945.
P.D. El terreno para dicha construcción fue donado por Marcial Ferrer Parrilla.