Por Francisco Hernández Delgado
El 29 de octubre de 1837, el Ayuntamiento de Teguise abre un famoso expediente que tramita ante la Diputación para exponer su parecer sobre el médico de nacionalidad inglesa Tomas James.
El Ayuntamiento que había permanecido silencioso pero no indiferente a las persecuciones con que de poco tiempo a esta parte se ha querido molestar a don Tomas Yames tiene este cuerpo la satisfacción de ocuparse en un negocio que si bien es de sumo interés a toda la isla, no lo es menos a la justicia que clama cada uno se le de lo que le corresponde.
Efectivamente en varios tiempos epidémicos que han afligido a los pueblos de esta jurisdicción se ha visto que don Tomas James les asistía con incansable cuidado y que en el de Los Valles, cuando la viruela y calenturas es donde más se admiró su desvelo filantrópico. Allí acudía desde el Puerto dos o tres veces en la semana sin que nadie le llamase; y no sólo les hacía gratuitas las visitas sino que a los pobres necesitados les socorría con limosnas para su alimento y les franqueaba las medicinas apropiadas y les encargaba con notable decisión que le avisasen de cualquier novedad en los progresos del mal.