Por Francisco Hernández Delgado
Se trata de dos figuras de barro cocido, que representan a un hombre y una mujer con sus caracteres sexuales desarrollados de forma exagerada.
El nombre de «NOVIOS DEL MOJÓN>> es reciente, se le debe a Juan Brito y fue potenciado por la Alfarera Doña Dorotea.
En el Museo Arqueológico del Castillo de San Gabriel se encuentran unas figuras parecidas, que fueron localizadas en un yacimiento arqueológico de la isla de Lanzarote. Y en el Museo Tanit de San Bartolomé existen otras dos figuras realizadas en el Mojón a finales del siglo XIX.
Su localización en algunos yacimientos, nos demuestra la antigüedad de estas figuras si bien se diferencian un poco con las que se hacen en la actualidad. De acuerdo con lo publicado sobre las mismas, tenían un carácter mágico, la prominencia de sus caracteres sexuales indican un culto a la fecundidad.
Existe una tradición por la cual se establecía una especie de compromiso entre novios, los cuales para sellar su aprobación cara al futuro matrimonio se hacían regalos, el novio le entregaba a su prometida una figura masculina y en el caso de que esta aceptara, le ofrecía otra figura femenina.
Nos cuenta Juan Brito que también se usaban como juego de escarnio: cuando una mujer se hacía mayor sin tomar estado conyugal, alguna persona le mandaba una figura de hombre «para que se arreglara», se piensa que se entregaba para lo utilizara como amuleto.
Recordaba Doña Dorotea que siendo niña, veía llegar al Mojón muchas parejas en busca de estas figuras.